MODALIDAD
1
PRIMER
PREMIO DE RELATO
GANADOR: JAIME DE CRISTÓBAL 1º ESO
UNA EXTRAÑA AVENTURA
Una tarde calurosa de primavera, mi hermana, Alonso y yo
no0s encontrábamos jugando al fútbol en la plaza Cervantes de Hoyo de
Manzanares. En uno de los tiros a portería, el balón salió fuera de la zona de
juego y, al ir a buscarlo, vi un cartel viejo en el suelo que me llamó la
atención.
Alonso y yo tratamos de descifrarlo, pero el texto estaba un
poco borroso. Finalmente dedujimos lo que parecían unas coordenadas y decidimos
excavar para ver qué encontrábamos con una pala oxidada que habíamos encontrado
en el camino.
Lo siguiente que recuerdo fue despertarnos en una habitación
pequeña y oscura. Estábamos mareados y aturdidos. Alonso casi vomita. De
repente se abrió una puerta y apareció un señor viejo, bajo y maloliente y nos
dijo que si queríamos salir de allí y volver con nuestros padres. Teníamos que pasar
dos pruebas, si no las pasábamos, seríamos sus esclavos para siempre.
La primera prueba consistía en fabricar una llave para salir
de la casa.
Para buscar el código, empezamos por el único mueble que
había en la habitación, pero allí no estaba. Entonces yo miré en el suelo y
Alonso revisó las paredes. Encontramos cuatro números escritos en las cuatro
esquinas de la habitación. Ahora el problema era adivinar la secuencia
correcta, pues solo teníamos tres intentos como nos había dicho el viejo.
Decidimos que una secuencia del código podrían ser números colocados de mayor a
menor, otra de menor a mayor y la tercera poner números al azar. Gracias a
nuestra buena suerte, acertamos con la segunda.
Al salir de la habitación, vimos unas chapas de metal
tiradas en el suelo junto a un martillo y unas tenazas; entonces me acordé que
había estudiado cómo trabajar en caliente los metales. Sólo necesitábamos un
fuego. Alonso sacó un paquete de cerillas del bolsillo e hicimos un fuego con
los cajones del armario de la otra habitación. Una vez hecha la llave, pudimos
escapar de la casa.
Al llegar a casa, nuestros padres, lo primero que hicieron
fue llamar a la policía para que capturasen al secuestrador.
MODALIDAD
1
PRIMER PREMIO DE POESÍA
GANADORA: SOFÍA BAUZÁ BROX. (2º ESO)
TÚ, MI AMBROSÍA
Si me preguntaran por algo
que quisiera hacer eterno,
sabría de inmediato
lo que salvaría del infierno.
Es la fugaz, la bella y fulgurosa,
la ambrosía de mi alma,
esa media luna, que dibujas
en tu rostro, me desarma.
Por eso me perdono
al creer que puedo defender
esa felicidad, la risa tuya,
y ver de nuevo amanecer.
Animando tus días grises
y calmando tus tormentas,
apoyándote bajo la lluvia
contemplando como intentas
sonreír cada mañana,
ocultando heridas lentas.
Mas yo solo anhelo
que tu gozo sea eterno,
porque bien recuerdo siempre
que has cruzado mil infiernos,
y aún así me salvaste del frío
cuando todo me era invierno.
MODALIDAD
1
SEGUNDO PREMIO DE
POESÍA
GANADORA: SAMRAWIT MARTÍ GUITERA
(1º ESO)
FRANCISCO AYALA
Francisco Ayala García, un escritor famoso,
escribiendo es muy poderoso
tanto relato corto como novela
lo consigue con noches en vela.
Muchos premios ha conseguido
hasta un instituto ha obtenido
con constancia y esfuerzo
se ha conseguido su almuerzo.
Derecho, Filosofía y Letras
esto es lo que estudió con certeza
y conocimiento de todo
triunfó de tal modo.
MODALIDAD
2
PRIMER PREMIO DE POESÍA
GANADOR: ÍKER IRIONDO MUÑOZ
(4º ESO)
SE DESVANECE
Suena a lo lejos
el disparo de un arma.
Es el tiempo, sin piedad
segando cualquier alma.
Se ven a lo lejos
las llamas del infierno,
que queman la pasión
de una noche de invierno.
suena desde cerca
un aullido sin sonido.
Es un viejo lobo
que todo lo ha perdido.
Se ven desde cerca
las heridas del lobo.
El destino, sin piedad
se lo ha robado todo.
Se siente desde dentro
el frío de la lluvia.
Su pelaje plateado
ya no lo envolvía.
Se desvanece a lo lejos
el alma del lobo,
Que buscando el amor
sólo encontró odio.
MODALIDAD
2
PRIMER PREMIO DE RELATO
GANADORA: CELIA ORTEGA RUIZ (4º ESO)
PÁJAROS FUERA DEL NIDO
Nunca me sentí lejos de ella. Alguna vez nos separamos, pero
siempre volvíamos a estar juntas, éramos lo que se dice una amistad que dura
toda la vida o, al menos, eso pensaba yo. Aquella tarde empecé a ser consciente
de que, a pesar de querernos como hermanas, había cosas que nos hacían
diferentes y era inevitable que nuestra amistad poco a poco acabara
convirtiéndose en pasado.
Sentía que ella volaba y yo me quedaba en el nido, quería
volar a su lado, pero por alguna razón mis alas no eran tan grandes como las
suyas que poco a poco, habían ido creciendo y yo me acababa de dar cuenta.
Tenía miedo porque nuestros caminos se empezaban a separar; envidia, porque yo
quería volar como ella lo hacía, quería que voláramos juntas, pero me sentía
incapaz; y, al mismo tiempo, orgullo, porque ella había conseguido las alas más
bonitas que había visto nunca y no podía dejar que no las utilizara por
quedarse conmigo. Sería egoísta y no puedo ser así de egoísta con ella. Ojalá
pudiera hacer lo que hace, pero no sé si tengo demasiadas ramitas atadas a mis
pies o simplemente me da miedo saltar y caerme porque mis alas no soporten el
peso de mi cuerpo.
Entiendo que quiera ver mundo, que descubra nuevos nidos,
nuevos pájaros, nuevos cantos… Pero también he entendido que no pasa nada por
querer quedarse un rato más en el nido, por querer crecer un poco más antes de
saltar y volar sin prejuicios, por esperar hasta sentir que eres capaz de volar
sola o por no saltar nunca. Sé que ella canta en coro y que adora volar rodeada
de pájaros. Yo, a diferencia de ella, prefiero cantar sola y volar cerca del
nido de siempre, al lado de los pájaros de siempre, que conocen perfectamente
mi voz y mi melodía y saben qué hacer para mejorarla. Sin embargo, ambas
adoramos cantar juntas.
Admiro sus ganas de descubrir nuevos cielos. Admiro que
quiera salir del nido que ya le queda pequeño. Admiro lo fuerte que es y admiro
sus pensamientos. La admiro a ella, todo sobre ella, y lo único que puedo decir
con certeza, es que por muy lejos que se vaya, siempre lo haré.
MODALIDAD
2
SEGUNDO PREMIO DE
RELATO
GANADORA: CELIA ORTEGA RUIZ (4º ESO)
MI ÚLTIMO RECUERDO
Lo vi, ojalá no lo hubiera hecho pero así fue. Vi aquellos
ojos negros clavados en mí, ese rostro pálido, arrugado y sin vida del que era
imposible escapar; su cabeza con poco pelo, negro y apagado; los dientes
podridos; las extremidades largas y finas; y las manos y la boca manchadas de
sangre. Quise correr, de verdad quería hacerlo, pero no podía mover un solo
músculo. Era consciente de que estaba atrapada y solo podía observar cómo se
acercaba a mí. Escuchaba sus pasos lentos sobre la madera vieja del recibidor y
cerré los ojos. Sabía lo que iba a pasar y solo quería que terminara. Los cerré
por pocos segundos que se hicieron eternos y, cuando los abrí de nuevo, no lo
vi. No sabía dónde estaba. Por un momento pensé que nada había sido real y que
estaba a salvo, ingenua de mí. Fue entonces cuando sentí su fuerte respiración
a mi lado y, al girarme, su voz grave e
inquietante me dijo las últimas pero inevitables palabras que quería escuchar:
-No debiste haber mirado-
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